Nostalgia

No se confunda con el título, mi querido lector. No estoy hablando de un tango triste de Gardel.
Hoy volvimos al bar. Al lugar donde nos alegrábamos al extremo y también llorábamos penas viejas de amores. Donde se nos ocurrían ideas y proyectos que nunca en nuestra vida hubiéramos pensado con 4 botellas de menos.
Me recordó a cuando me ganaba unos pesos sacando fotocopias en la imprenta de enfrente, para cerrar el local a las 20 hs y aprovechar el 2x1 en Fernet, juntarme con Santy y con Marian, que vivía ahí a una cuadra, y ahogarnos en alcohol un día de semana cualquiera. Donde proyectábamos irnos a la montaña, tirar el celular al fondo de la mochila y olvidarnos de todo. Hoy pasé por muchos lugares que significan mucho para mí. Pero no con un deseo de volver al pasado, si no con la felicidad de haber vivido mil cosas. Con la alegría de haber forjado algo tan fuerte con mis amigos que nunca pudimos parar. En Noviembre se viene La Trastienda. Uno de repente tiene ganas de ir directo a la gente del colegio que nos decían "Tienen una banda? No van a llegar a nada", o a las chicas que queríamos darles todo y nos tiraban un "Te quiero como amigo"(Uhhh!!), pero ya entrado en años, esas cosas tienen cada vez menos sentido. Cambian las prioridades. Un lugar común es pensar en que vamos a conseguir algo que no teníamos, pero me parece que ahí está el error, querido lector. Yo tengo la mayor suerte de todas, que es que una combinación de palabras que escribí esté en la piel de alguien para toda la vida. Generar una risa. Un llanto. Un grito desesperado. Algo. Yo ya llegué. Llegué hoy. Esta misma noche.
No hay una fórmula secreta. Sos vos (gracias Kung Fu Panda)

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